“Estuve a punto de tirarme del balcón del octavo piso en un hotel… es una de esas situaciones en la que de pronto te das cuenta de lo que sucede y sabes que hay algo que no está funcionando bien. Me convertí en alguien que no me gustaba y que no se merecía el más mínimo respeto. Empezando ese mismo día, decidí dejar de beber… no más mentiras… no más tonterías”, explicó.
“Tuve que lidiar con un montón de demonios internos. Hubo mucha introspección. Recuerdo un concierto en el que estaba sentado en los vestidores, con mi máscara en la mano, y de pronto mi mente se quedó en blanco. En aquellos tiempos era muy infeliz… no por la banda, sino por todo lo demás”, agregó.
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